¿Estamos preparados para manejar la logística de las vacunas?

05.12.2020

A inicios de octubre, la situación sobre las vacunas contra el covid-19 era sumamente incierta, ya que se encontraban en fase de pruebas. Muchos no creíamos, me incluyo, que los anuncios del "Comando Vacuna" y algunos voceros del gobierno sobre la posible llegada de las vacunas entre diciembre y enero, se hiciera realidad.

Sin embargo; con el transcurso de las semanas, la situación fue cambiando. A inicios de noviembre, de acuerdo con la información de la Organización Mundial de la Salud (OMS), 47 vacunas estaban en etapa clínica -es decir, siendo probadas en humanos-, y 155 en etapa preclínica -siendo probadas en laboratorios.[1] El informe también señalaba que, de las vacunas en etapa clínica, 10 se encontraban en la fase tres o en la etapa final de prueba, incluida la vacuna desarrollada por Pfizer y BioNTech. Sin duda, tener diez vacunas en la fase 3, incrementa la probabilidad de éxito de contar pronto con una solución contra la pandemia.

El 10 de noviembre, Pfizer y BioNTech anunciaron que su vacuna contra el covid-19 tenía más de 90% de eficacia. Aunque la comunidad científica ha señalado que se trata de un anuncio basado en un análisis interino y aún es necesario esperar por los resultados finales, luego del anuncio de Pfizer, las autoridades de salud del Reino Unido aprobaron utilizar la vacuna de Pfizer y se espera que los Estados Unidos y la Unión Europea autoricen su uso durante el mes de diciembre.

Esta semana tuve la oportunidad de asistir a un debate, organizado por el Foro Económico Mundial, en el cual participaron representantes de UNICEF y de los laboratorios Moderna y Johnson&Johnson. Todos concluyeron que el proceso de desarrollo de las vacunas está alcanzando tiempos récor gracias a la colaboración entre los gobiernos, el sector privado y la academia.

Una vez que se aprueben las vacunas, debido a los grandes volúmenes que se requieren en corto tiempo, será un gran reto para los laboratorios gestionar la logística de entrada para fabricar las vacunas. Pero será un reto aún mayor hacerlas llegar a todas las regiones del mundo para, luego, distribuirlas hasta llegar al beneficiario final. Según información compartida por Unicef, es en los países de menos recursos y en las zonas rurales, donde la distribución de la vacuna será mas compleja.

Quienes tenemos experiencia en cadenas de suministro, sabemos que, para iniciar el proceso de logística de entrada o aprovisionamiento, es necesario determinar qué comprar, cuánto comprar y cuándo comprar, sobre la base de un estimado de la demanda. Este proceso, que normalmente es complejo, es extremadamente complejo en el caso de las vacunas debido a la alta incertidumbre sobre su aprobación.

Ante este escenario, probablemente, los laboratorios hayan tomado la decisión de comprar insumos y empaques o hacer acuerdos con sus proveedores, con la finalidad que en el momento que se aprueben las vacunas puedan iniciar inmediatamente su fabricación. Todos estamos corriendo contra el tiempo.

Superados los retos de la logística de entrada, el siguiente paso es la fabricación. Además de la vacuna de Pfizer, se espera que varias otras, que se encuentran en la fase 3, consigan su aprobación incrementando la capacidad de respuesta ante la demanda mundial de vacunas. Pfizer, por ejemplo, utilizará sus plantas en Estados Unidos y Bélgica, sumadas a las instalaciones globales de BioNTech, esperando producir hasta 50 millones de dosis de vacunas en 2020 y hasta 1.300 millones de dosis en 2021.[2]

Finalmente, el gran reto parece estar en la logística de salida, que incluye los procesos de transporte y almacenamiento desde los laboratorios de fabricación hasta llegar al beneficiario final. Las vacunas se transportarían por aire y tierra, almacenándose en instalaciones de distribución y siendo luego llevadas a centros de salud locales.

El transporte y almacenamiento de la vacuna de Pfizer es crítico, debido a que es necesario conservarse a menos 70 grados Celsius y no existe suficiente infraestructura de cadena de frío que garantice las condiciones de temperatura requeridas, ni siquiera en los países desarrollados. La vacuna de Pfizer puede durar hasta 6 meses a una temperatura de menos 70 grados Celsius y hasta cinco días en un refrigerados entre 2 y 8 grados Celsius.[3]

¿Cómo piensan las empresas de servicios logísticos afrontar este reto? las empresas han desarrollado contenedores de temperatura controlada que utilizan hielo seco para mantener las condiciones de temperatura de -70 ° C ± 10 ° C. Por otro lado, empresas como UPS, FedEx y DHL, por ejemplo, han invertido millones de dólares en la construcción de nuevas instalaciones con sensores térmicos y congeladores especiales, capaces de enfriar a menos de -80° C. Sin embargo; estas iniciativas pueden no ser suficientes.

Pfizer, por otra parte, ideó una bolsa de transporte especial del tamaño de un maletín estándar, empaquetada con hielo seco y sensores GPS, que podrían contener hasta 5.000 dosis con la temperatura correcta durante 10 días.

¿Qué podemos esperar en Perú? En diciembre llegarán las primeras 50,000 vacunas (dosis para 25,000 beneficiarios) según lo anunciado por el Comando Vacuna y durante el primer trimestre del próximo año llegarán 1.5 millones de vacunas de Pfizer, de un total de 9,9 millones confirmadas. A esto se sumarán vacunas de otros laboratorios que aún se encuentran desarrollo y en negociación[4]. Las vacunas de Pfizer llegarán con su cadena de frío. Pero, una vez que lleguen y sean entregadas a nuestras autoridades de salud, se requiere una distribución planificada y controlada para asegurar que se respeten los procesos y plazos requeridos para garantizar la conservación de las vacunas.

Por otro lado, el gobierno acaba de emitir un Decreto de Urgencia que dicta medidas extraordinarias para que el MINSA adquiera equipos de almacenamiento, conservación y distribución de la vacuna contra la COVID-19 ¿estaremos a tiempo? ¿qué otras opciones tenemos? Probablemente el trabajo conjunto del sector público y privado logren llegar a una solución.

Es importante, además de los equipos que permitan conservar la cadena de frío de las vacunas, implementar un sistema de información integrado, que permita capturar la data sobre las condiciones de temperatura de las vacunas a lo largo de la cadena de suministro y que permita tener su trazabilidad. Sólo así podemos llevar un control real de la conservación de las vacunas. Este mismo sistema, debe permitir controlar la distribución adecuada desde los almacenes de distribución, hasta los puntos de vacunación y su aplicación a los ciudadanos, de una forma ordenada, transparente y segura.

Cabe mencionar que EsSalud, por ejemplo, en la alianza con SALOG, bajo el mecanismo de Asociación Pública Privada, cuenta con una plataforma tecnológica que le permite actualmente controlar la trazabilidad de entrega de los Kits covid-19 y la entrega de medicamentos a los pacientes asegurados beneficiarios de Padomi y del programa Farmacia Vecina.[5]

Las tecnologías emergentes como la georreferenciación (GPS), Internet de las cosas (IoT), blockchain y BigData pueden constituirse en una solución viable para acompañar este gran reto.

* Foto de Thirdman en Pexels


[1] Fuente BBC.

[2] Fuente: National Geographic

[3] Fuente: BBC

[4] Fuente: Canal N

[5] Fuente: EsSalud


Sobre la autora del artículo:

Patricia Marañón

Ejecutiva Senior, con sostenida experiencia liderando cadenas de suministro, en empresas multinacionales relacionadas a los sectores de energía, oil&gas, industria y consumo masivo. Promueve la migración de la gestión de la cadena de suministro basada sólo en el costo hacia un enfoque sostenible.

Sígueme en: LinkedIn / Twitter 


© 2020 Patricia Marañón | Todos los derechos reservados.
Creado con Webnode Cookies
¡Crea tu página web gratis! Esta página web fue creada con Webnode. Crea tu propia web gratis hoy mismo! Comenzar